SOUNDTRACK 22. Gerardo Enciso o cuando el talento se tiene que comprobar con ventas
Por: El Perrito de Víctor
Lo crean o no, el Can creyó por algún tiempo en las buenas causas…y hasta las apoyaba.
De esta manera fue como le dio por comprar disquitos de artistas y grupos a los que sus disqueras condicionaban la venta de un determinado número de ejemplares para mantenerlos en sus catálogos.
Tal era el caso de Gerardo Enciso y su disco “Cuentos del miedo”, sobre quien decían las sagradas escrituras (Conecte o Banda Rockera, no recuerda el desmemoriado perro con precisión cuál) que el subsello de BMG “Culebra”, le había condicionado la venta de 100 mil copias para grabarle un segundo álbum. No lo lograría.
Debe confesar el perrucho redactor que no conocía al compositor ni a su obra. Había leído de él, pero nunca lo había escuchado.
Aún hoy, muy pocas personas han de saber quién es y qué ha compuesto porque la disquera le dio nula difusión a la grabación que hoy comenta el canino.
¿Cómo podríamos clasificar el estilo del tapatío? Digamos que es un artista urbano. Un solitario cantante-compositor a quien le basta una guitarra para difundir su arte.
Pueden localizarse en el sitio YouTube algunas presentaciones suyas en cafeterías y bares pequeños. Impensable que pudiera llegar a ser un artista que atraiga multitudes.
Pero bueno. El Can compró el disco con la expectativa de llevarse una agradable sorpresa y digamos que la obtuvo en alguna medida.
“Cuentos del Miedo” da la impresión de ser un disco grabado con unos 10 o 15 años de atraso. Se refiere el perrito faldero a su temática e interpretación.
Debe ser complicado para una persona que trabaja en solitario montar una banda que lo acompañe, pero sobre todo debe ser aún más difícil, ya teniendo el mencionado grupo, decidir cómo le gustaría que sonara.
Esa es la impresión que causa “Cuentos del Miedo”. La improvisación. Los músicos que participan en la grabación son muy talentosos, pero no se sienten como una banda.
Las trece canciones que incluye la grabación son, sin embargo, muy buenas. Enciso debió optar por lo mejor de su material tomando en cuenta que de ello dependía su permanencia en el ámbito discográfico nacional e internacional.
Abre el disco con “Entre la guerra y la paz”, pieza en la que se insiste, se percibe un sabor musical a viejito.
Estoy sangrando como un perro
estoy ladrando como un perro
y por las calles voy corriendo
estoy bebiendo como un loco.
Y cómo obtener
mi sueño esta vez
si sigo teniendo mi guitarra
y mi voz
sigue sangrando mi guitarra
y ella no bebe con extraños.
Sangre en el bar
me alejo cada vez más
no quisiera verte muerto en un hospital
nada que hablar entre la guerra y la paz
todo lo que queda es un deseo carnal
quiero sentir todo tu amor
entre las sombras del deseo.
Muy superior es la siguiente pieza del álbum: “Aire”
La puerta abierta
da hacia la oscuridad
mis huellas quedan
todo gira hacia atrás
y este aire que me quema como estrella fugaz
aire que me quema como estrella fugaz.
No hay nada ya
no hay nada ya.
No espero nada
pero quiero creer
estoy con miedo y confundido a la vez
no veo tierra firme donde
poder tender mi piel
tierra firme donde poder tender mi piel.
No hay nada ya
no hay nada ya.
El viento juega a desnudarme la faz
la nostalgia corre como sangre en la mar
la lluvia llegó y hoy nadie espera por mi
creo que lloraré
lagrimas sin sal.
Mucho mejor lograda e interpretada con mayor sentimiento, es sin duda una de las cartas fuertes del disco.
Viene después “Cadáver”. Esta sí, una canción digna de ser recordada y que merecía una mejor suerte. No duda el Can en señalar que con una adecuada promoción, esta pieza pudo convertirse sin dificultad en una clásica del rock nacional.
Como la piel en la cruz,
como la cruz en la piel,
sangre corre por mis venas,
y algo mueve entre las piedras.
Yo te vi reír,
mayo un colibrí,
rosas rojas en la pena.
Siento tu piel en la luz,
siento la luz en tu piel.
Ahora vago si descanso,
sobre tu recuerdo voy descalzo.
A la cama hui,
tu fantasma ahí,
me habla cosas de otro tiempo.
No puedo darle calor,
a tu cadáver.
No puedo darle calor.
No puedo darle calor,
a tu cadáver.
No puedo darle calor.
Piensa el Can que el éxito de esta canción se debe a que trata una temática íntima, muy personal del artista y más bien alejado del llamado “compromiso social” que caracteriza la siguiente pieza: “Dinero al pueblo”. El señor Enciso se pone revolucionario y arremete contra la plutocracia que gobierna este país. No está mal la canción, pero al escucharla uno no puede dejar de pensar que para este tipo de temáticas ya tenemos en el ámbito nacional a Alex Lora, quien lo hace de manera más natural.
De “Sangre de Panamá” se atreve a decir el perrillo columnista que es el mejor tema del disco. Absolutamente bien logrado. Una perfecta combinación entre música y letra.
Gotas en el cristal,
la luna que se va,
llueve.
Flores de barandal,
la luz artificial,
llueve.
Sangre de Panamá,
llegando a esta ciudad,
llueve.
Y lo que viene y va,
con la tranquilidad,
llueve.
Gobierno sin moral,
con su brutalidad,
llueve.
La herida sangra más,
mis ojos lloran más,
llueve.
Sangre de panamá,
corriendo sin parar,
llueve.
¿Por qué no hablar
de paz?,
que deje de sangrar,
llueve.
Lo que resulta brutalmente hermoso de esta canción en particular, es su violenta vigencia. En lugar de Panamá se le podría poner el nombre de cualquier ciudad fronteriza o de Guerrero o de Michoacán o de Guanajuato o de… ¡y resulta!
Las siguientes canciones son “Daga”, “Ya no me quedo”, “¿Qué quieres de mí?”, que dan paso a la inolvidable “Vals de la muerte”.
De nueva cuenta el autor mira hacia dentro y obtiene magníficos resultados. Cabe señalar que en una de las ediciones del festival de danza “Lila López” un grupo de Jalisco montó una coreografía teniendo como soporte musical la mencionada canción y era el propio maestro Enciso quien guitarra en mano la interpretaba acompañado de un chelista.
¿Cuántas veces tu corazón
será golpeado sin compasión?
Una lucha en el vientre
el sentimiento viajando
entre las ruinas del amor.
¿Cuántas veces te irás sin ver
lo maltrecho del corazón?
un baúl de reproches
una estación
de ferrocarril.
Viento de otoño,
hojas que caen,
bailan el vals de la muerte,
y los amantes se hieren,
nubes manchadas de sangre…
¿Cuántas veces tu corazón
negará el fuego del amor?
Una luz que ilumina
esta vida perdida
entre las huellas del dolor.
El disco cierra con “8 1/2”, “Hay un cielo”, “Cuentos del miedo” y “Sin plumas en la espalda”.
El disco en su conjunto resulta más que aceptable, bueno y por momentos magnifico. Tal vez si Gerardo Enciso hubiera logrado vender las cien mil copias habría tenido oportunidad de evolucionar en su estilo y se habría adaptado de mejor manera a la modalidad de tocar en grupo. ¿Quién sabe?, tal vez nunca lo sabremos.