El Perrito de Víctor Opinión

SOUNDTRACK 07. De la injusticia para Rostros Ocultos

Por: El Perrito de Víctor

El perro redactor cavila: la historia de la música en general, pero la del rock en particular, está colmada de grandes injusticias.

“Artistas” solistas, grupos y hasta “colectivos” con menor o ningún talento, de la noche a la mañana, son tocados por la mano de la fortuna y se convierten en súper estrellas con la consiguiente abundancia monetaria que ello trae consigo.

En contraparte, verdaderos creadores, músicos de verdad talentosos, deben permanecer a la vera del camino sin ver llegar el reconocimiento masivo que se merecen.

Las razones de tales injusticias son bastante variadas, pero una de las más frecuentes, sin duda, es la de estar en el lugar equivocado en el momento inadecuado. Tal podría ser el caso de Rostros Ocultos.

Sabe el Can que la historia de esta banda tapatía se remonta a los ahora lejanos años ochenta, cuando una disquera llamada Comrock apostó por el rock cantado en castellano e integró su nómina con grupos como “Keny y los Eléctricos”, “Ritmo Peligroso” y “Clips” (el antecedente de Rostros), entre otros. De esta época data uno de los temas ahora considerados clásicos de la banda sobre la que ladra el redactor en esta ocasión: “Hoy quisiera que estuvieras aquí”.

El esfuerzo iba bastante en serio y hasta se llegaron a realizar giras por el interior del país con varios de los grupos de la disquera.

Al desaparecer el sello discográfico, integrantes de varias de las bandas del mismo se integraron en lo que sería una especie de selección roquera jalisciense y —con el respaldo de una empresa cigarrera— formaron la banda “Montana” al final de la cual surgiría lo que hoy conocemos como la mejor alineación de “Rostros Ocultos”.

Su despegue coincidió con el auge de lo que ya para entonces se denominaba “Rock en tu idioma”.

Sobre cómo clasificar el término utilizado por un sello discográfico para promover su catálogo de artistas podrían consumirle el Perro chorero páginas y páginas, o mejor aún, horas y horas de amena charla acompañadas de alguna buena cerveza. ¿Fue un movimiento cultural?, ¿fue sólo una moda comercial?

Lo cierto es que gracias a ese “momento histórico”, el rock mexicano vivió una especie de renacimiento luego de la clandestinidad de los años setenta y cuyo arranque podría ubicarse inmediatamente al final del Festival de Avandaro, evento sobre el cual también han corrido ríos de tinta.

En fin, al ver las disqueras que el rock en español era un producto vendible, rentable, buscaron a todos aquellos grupos a los que muy probablemente había rechazado anteriormente, para firmarlos y tratar de llevarse un parte del pastel. Así, a Rostros los reclutó EMI y con este sello se publicó “Abre tu corazón”.

Sin duda, insiste el Can, la formación de la banda para ese disco era de lo mejor: Bola Domene en la batería (de él incluso es la pintura que decora la portada); Agustín “Kala” Villa en la voz; Arturo Ybarra en la guitarra; Waldo Chávez en el bajo y Andrés Franco en los teclados.

Un súperplus, sin duda, es que el disco en mención está producido nada más y nada menos que por Ricardo Ochoa, guitarrista legendario de los setenta y creador de “Keny y los eléctricos”, entre otros grupos.

De “Abre tu corazón” se puede decir que se trata de un disco perfectamente logrado. No hay canción que pudiera considerarse como “de relleno”. Se intuye, al analizarlo, que el grupo tenía su material desde tiempo antes del momento de entrar a grabar.

Cada pieza está muy bien lograda tanto en el aspecto propiamente técnico de la grabación, pero también en cuanto a la conjunción de letra con música. Constituye, además, una especie de muestrario de las tendencias por las que atravesaba el rock nacional en el momento de su grabación.

El disco abre con “El final”, canción cien por ciento antrera y archiconocida. Un clásico de la vida nocturna y si lo duda vaya a cualquier bar con grupo en vivo y pídala. ¿Habrá alguien que no haya cantado aquella estrofa de “llegando a la fiesta, (uhooooó), te veo besándote con otro, (¡qué poca madre!), yo no lo quiero, hoy te tengo que olvidar”?

Hasta donde entiendo, el álbum rescata este tema, ya que para entonces era una de las canciones más populares del grupo entre su incipiente tribu de seguidores.

Podríamos decir entonces que la pieza de apertura es “No te quiero más” (http://bit.ly/2vtmDSm). La canción arranca con un poderoso sintetizador que hace remembranza de algún lejano sonido de metales, seguido luego de un discreto sonido de guitarra distorsionada con un efecto de ¿corus? Las letras, cabe reconocerlo, no pasarán a la historia como grandes piezas de poesía contemporánea, pero como se menciona líneas arriba, se complementan a la perfección con la música de manera tal que constituyen unidades perfectas de rock pop.

“Abre tu corazón” (http://bit.ly/2vJNXLq), tercera canción de lado “A” se promocionó como el sencillo del álbum y llegó a ser uno de los covers más interpretados por lo grupos de antros en la capital potosina. 

Cierra la primera cara del álbum con “El rap-to” y la inolvidable “Bailemos en la oscuridad” (http://bit.ly/2txWIvm), pieza con una de las liricas mejor logradas de la agrupación.

“Esta noche me siento un animal

enséñame trucos, quiero saber de ti.

Son instintos que nos llaman,

y no los puedes detener

el deseo es el que llama,

bailemos en la oscuridad”.

Esta noche quisiera desgarrar, oh oh si

enséñame trucos quiero saber de ti, ¿si?

Veo fuego en tu mirada

no lo puedes evitar

el deseo es el que llama

bailemos en la oscuridad”

Lo dicho, rimas simples con mensajes directos sin mayores complicaciones.

Del lado B, resultan memorables “Tiempo de cambiar” (http://bit.ly/2uIyTB3) y “Soy lo que soy” (http://bit.ly/2uJW2CS).

No se puede dejar de mencionar que con la primera canción, Rostros se sumó a la oleada mexicanizante del rock nacional impulsada por el aplastante éxito de “Rayando el sol”, canción que catapultó a sus paisanos “Maná” a la fama no solo nacional sino internacional.

Actualmente Rostros Ocultos se mantienen activos en la escena nacional y con una alineación muy similar a la que tenían cuando grabaron “Abre tu corazón”.

Kala Villa forma parte protagónica de ese afortunado esfuerzo llamado Rock en tu Idioma Sinfónico, iniciado por Sabo Romo y que ahora, ante la imposibilidad de presentarse en vivo, se ha transformado en una versión eléctrica.

Los interesados pueden acceder a las resientes presentaciones de este conglomerado a través de la redes sociales.

Al Can no le queda más que recomendar buscar en YouTube las canciones de esta agrupación que a la distancia del tiempo, resultan aún, sumamente agradables.

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