El Perrito de Víctor Opinión

Soundtrack 05. Los “cridens” y la foto del niño melenudo

Por: El Perrito de Víctor

La imagen es en blanco y negro. En primer plano aparece una carita sonriente enmarcada por una larga cabellera con flequito cortado a la altura de la frente. Sobre la mesa hay un pastel con cuatro velitas.

El perro le pregunta a su madre que en dónde le tomaron esa foto a su hermana Rosalba. Ella se ajusta los lentes, deja de lado su lectura y le dice, “no es Rosalba, eres tú”.

La respuesta le sorprende un poco, pero entiende que era los setenta y que lo común era traer el cabello largo.

El look y unos discos de 45 rpm fueron el legado que le dejó su tío Ismael a su paso por la casa.

En ese entonces, Ismael era medio “jipi”, comenta la madre del perro redactor. Y agrega que era él quien le compraba la ropa. Por eso las camisetas de rayas multicolores y los pantalones de mezclilla. A él le gustaba tener un sobrino bien “rockero”.

Tendría el perro como nueve o diez años cuando le picó la curiosidad de saber qué música era la que escuchaba su tío y grata fue su sorpresa con el disquito de un grupo de nombre tan largo como intrigante: Creedence Clearwater Revival.

Supo que así funcionaba entonces la industria musical. Los artistas primero tenían que sacar un determinado número de “sencillos” y si eran exitosos entonces los podían integrar un álbum, un acetato de mayor tamaño que se reproducía a 33 rpm. El pequeño acetato en mención contenía cuatro canciones, todas unas verdaderas joyas.

El perro es animal de manada y nunca ha sido egoísta, así que en cuanto hizo el descubrimiento no dudó en invitar a algunos de sus amigos de la escuela a escuchar la enajenante musiquita.

Uno de ellos encontraría en las canciones de John Fogerty su razón de vivir, aprendió a tocar guitarra y formó su propio grupo de rock. Hasta donde sabe el canino, su amigo aún es músico y vive del oficio.

La portada muestra a cuatro tipos vestidos con prendas de la época, camisetas a rayas y chamarras de mezclilla azul. Todos con cabello largo y bigote o barba. Sólo uno aparece con la cara “limpia”, el mismísimo cantante y compositor de la banda.

El disco en mención abre con Rivergreen, una poderosa canción cuyo componente principal es la guitarra. Le sigue Conmotion otra poderosa rola de buen rock sureño estadounidense.

En el lado B se encuentra Lodi, una melodiosa canción y Long As I Can See the Light, una canción más próxima al blues que al rock, pero igualmente poderosa gracias a la voz de Fogerty.

No hacía falta que la manada supiera algo de inglés, la música los envolvía y los trasladaba al mismo lugar al que había llevado a los jóvenes de una generación previa a la suya.

Con el paso de los años, el Perro se enteraría de la desafortunada historia del grupo norteamericano. Del robo de sus canciones por parte de un gandalla apoderado y representante, de la necesidad de desintegrarse y de la muerte de uno de los hermanos Fogerty afectado por el mortal VIH, virus que contrajo al ser sometido a una operación.

Una versión sólo para nostálgicos de corazón de los “cridens” aún rola por los escenarios del mundo, pero éste y otros discos de 45 rpm permanecen en un cajón del perro, guardados, empolvándose a la espera de contar con alguna tornamesa para poder volver a reproducirlos y recordar a su tío Ismael que, supone, permanece en algún lugar de California, lugar de origen de la banda que le gustaba tanto y a donde emigró en algún momento de los años ochenta para tratar de volver realidad su propia versión del sueño americano.

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