El Perrito de Víctor Opinión

SOUNDTRACK 02. La estrella, el vampiro, el astronauta, el gato y los pollos rostizados.

Por: El perrito de Víctor

Cuando era apenas un cachorrito, los sábados eran días de fiesta en la casa del Perro. Por lo general su papá llegaba temprano del trabajo y traía con él un pollo rostizado de “Los Pinos”, un popular negocio ubicado en la esquina de Insurgentes Sur y avenida Porfirio Díaz, en la Ciudad de México.

Desconoce el Can si formaban parte del paquete o su papá las compraba aparte, pero llevaba con él una enorme bolsa de papas fritas para acompañar la delicia rostizada.

La mayor parte de las veces su padre además llegaba con una botella de tequila Sauza blanco cuyo contenido no veía la luz el lunes.

Lo mejor, sin embargo, era cuando había disco nuevo, porque constituía todo un ritual el sacar la preciada pieza de acetato de su envoltura de cartón y luego de su bolsita de plástico hecha a la medida, para escucharlo por primera vez.

Debe haber sido a finales de los años setenta del siglo pasado cuando al ahora perro redactor se le ocurrió pedirle a su papá que le comprara un disco de Kiss.

En la primaria había sido todo un suceso el anuncio de la transmisión de un especial de la súperbanda por el canal Cinco. El lunes todo el mundo comentaba los detalles sobre la vestimenta, el maquillaje, pero sobretodo de los efectos especiales manejados por el grupo.

Músicos volando, zapatos de plataforma que lanzaban fuego. Todo totalmente nuevo, un show nunca antes visto. Lo que no recuerda el Can es que haya alguien hablado de las canciones interpretadas durante el programa. El impacto de Kiss era básicamente visual.

Aún así el perrucho quería su disco, que obvio, en aquel entonces ni en sueños podía incluir una versión en video del contenido.

Al papá del perro se le ocurrió que era buen momento para enseñarle el valor del dinero y del esfuerzo que hay que hacer para conseguirlo. Le prometió que se lo compraría si ahorraba lo suficiente de sus “domingos” y él aceptó.

Hasta la fecha no sabe cuánto tuvo que ahorrar, ni cuántos sábados con sus respectivos “domingos” pasaron para que pudiera tener su disco. Lo cierto es que el papá cumplió y un sábado por la tarde recibió su ejemplar de Dynasty.

Como su padre no sabía nada del grupo, simplemente fue con unos de los encargados de la tienda de música y le pidió el nuevo álbum de Kiss.

La portada muestra la cara de los cuatro integrantes originales de arriba a abajo y de izquierda a derecha: La Estrella (Paul Stanley), El Vampiro (Gene Simmons), El Astronauta (Ace Frehley) y El Gato (Peter Criss).

La grabación no podía comenzar mejor: el primer track es “I was made for loving you”, una canción que se volvería un clásico y con la que se suele ubicar en el colectivo imaginario a la banda.

Le sigue “2000 Man”, un cover de los Rolling Stones que Kiss supo apropiarse dignamente.

Luego viene una canción que para el pulguiento redactor es una de sus favoritas de la banda norteamericana: “Sure know something”, que en la contraportada venía traducida como “Sé algo de seguro”. No hay una mejor entrada de bajo y batería que la de esta rola.

Cierra el lado A del acetato con “Dirty living”, una canción que no merece mayor comentario.

La cara B no podía comenzar mejor ya que la primera canción es “Charisma”, otra canción destinada convertirse en clásico de Kiss. Arranca con un poderoso compás de batería seguida del machacante sonido de las guitarras y bajo.

Viene luego otra de las favoritas del redactor: “Magic touch”, canción dramática en su instrumentación y contenido. “Ella tiene el toque mágico y tu caminas alrededor de un sueño…” dice de entrada la canción.

Las dos restantes canciones conservan el poderoso sonido que aún en estos días de música disco caracterizaba a Kiss.

El padre del Can nunca fue muy creyente y duda el redactor que hubiera llegado a saber de los rumores que a lo largo de los años se han mencionado sobre el supuesto “verdadero” significado del nombre de la banda y que —supone el redactor— señalaban que Kiss en realidad era la abreviatura de Kinds In Service of Satan. Lo que sí sabe es que era hombre de palabra y que a pesar de haber sabido de dichas versiones él igual me hubiera comprado el álbum.

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